¡Hola gente!
El pasado 14 de febrero llegó a los cines la nueva película de Sofia Coppola, Priscilla, basada en el libro autobiográfico de Priscilla Presley, Elvis and me. Como buena sad girl, allá que fui este sábado a verla y aquí os traigo mi opinión.
Pero primero, vamos con la ficha técnica: Título: Priscilla
Duración: 112 minutos
Año: 2023
País: Estados Unidos
Dirección: Sofia Coppola
Guion: Sofia Coppola
Género: Drama biográfico
SINOPSIS
Cuando la adolescente Priscilla Beaulieu conoce a Elvis Presley en una fiesta, él ya es una meteórica superestrella del rock and roll pero se convierte en alguien totalmente inesperado en momentos privados: un apasionante flechazo, un aliado en la soledad, un vulnerable mejor amigo. Película basada en las memorias 'Elvis and Me', escritas por Priscilla Beaulieu Presley, publicadas en 1985 y que relatan el largo noviazgo y turbulento matrimonio de Elvis y Priscilla, desde una base militar alemana hasta su finca de ensueño en Graceland. (FILMAFFINITY)
Hay una escena de esta película que resume perfectamente la relación que se desarrolla frente a los ojos del espectador: Elvis y Priscilla están sentados en un coche en marcha, ella parece devastada, él le dice que se va pero que no quiere que ella cambie en su ausencia. Ella tiene 14/15 años. Él, alrededor de 24.
Pero antes de nada, un inciso: no voy a valorar esta película por su contenido biográfico. Desconozco la realidad de Elvis y Priscilla como pareja, y aunque tengo mi propia opinión sobre el asunto (resumámoslo en, ¿cómo un adulto de 24 años puede mirar romántica o sexualmente a una niña de 14?, y creo que no tengo nada más que añadir), creo que es más interesante analizar esta película como un coming of age triste sobre los mitos del amor romántico.
Muchos acusaran a Coppola de infantilizar a su personaje principal, pero se olvidan de que la directora no necesita hacer eso, puesto que su personaje solo actúa de acuerdo a la edad real que tiene. Acostumbrados a las lolitas femme fatale de la male gaze de algunos directores, los espectadores nos llevamos las manos a la cabeza cuando las niñas actúan...como niñas.
La protagonista conoce al "amor de su vida" cuando ni siquiera se conoce a sí misma. Solo sabe que ha llamado la atención de una estrella del rock, que se siente sola, triste y aburrida porque está lejos de casa por el trabajo de su padre, y que en su cabeza Elvis es un caballero que la ve y la trata como una adulta.
Así que Priscilla atesora en su memoria el recuerdo de esta posibilidad de gran historia de amor, y decide sufrir en silencio las infidelidades con actrices más mayores que ella, soportando la indiferencia de su caballero. Siempre a la espera de que vuelva a ella.
Hasta que el príncipe la invita a vivir en su castillo, y Priscilla se muda a Graceland, empezando un nuevo capítulo de mujer florero. Sus deseos no importan, porque ella solo es una persona en la medida en que puede alimentar el mito que es él. Se presupone que debe estar siempre ahí, aliviando los fantasmas del genio masculino, sin dar muchos problemas porque su función es aquella que la cultura tradicionalmente ha reservado a las mujeres de los grandes hombres: vivir para ellos es suficiente recompensa y aporta la felicidad necesaria para superar los malos momentos.
Aunque estos malos momentos sean muchos y variados; humillaciones públicas y privadas, atisbos de violencia no solo psicológica sino también física, introducción al mundo de las sustancias tóxicas, anulación de la personalidad, indiferencia por los hijos comunes, condescendencia...
No hay proyecto en común porque no hay una pareja como tal, solo una figura de arcilla que el genio modela a su gusto y que molesta en cuanto comienza a tener opiniones propias alejadas de la idea que él tiene de ella.
Pero, ¿qué pasa cuando la niña se convierte en mujer? Que quiere volar, sale de la torre que es Graceland, empieza a construirse una personalidad propia que ya no está al servicio del ser amado. Encuentra su voz y se plantea la posibilidad de usarla para decir lo que quiere por primera vez.
Cuando finalmente da el paso, es una decisión madura y meditada. No hay un gran discurso sobre las vidas arruinadas. Solo una mujer con el corazón roto, pero lleno de esperanza por un futuro que ahora sí, será suyo.
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