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Mostrando entradas de agosto, 2021

RECORDANDO(ME)...FOLKLORE DE TAYLOR SWIFT

       Taylor Swift ha sido lo mejor que me ha pasado este 2021, y no porque la cantautora sea una novata en el mundo de la música, precisamente, sino porque en mi eterna ignorancia plagada de prejuicios, creía que su música simplemente no era para mi.       Pero claro, absolutamente todo el mundo llevaba desde el verano de 2020 hablando de Folklore, ese álbum que lanzó casi por sorpresa el 24 de julio de ese año que todo el mundo querría reescribir.             Las críticas no se hicieron esperar: que si era el mejor disco del año, que si Taylor Swift había logrado el mejor trabajo de toda su carrera, teorías por internet, análisis de las letras, y pronósticos sobre su futura victoria en los Grammy (spoiler: lo consiguió).             Pregunté a una amiga mía (ferviente seguidora de Swift desde hace años), si ella creía que este disco podía gustarme, porque leñe, tenía mucha curiosidad, y ella me aseguró que no sólo debía escuchar su último álbum, sino meterme de lleno en la di

LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE RONALD BILLIUS WEASLEY

          Ser parte del fandom de una saga literaria implica un compromiso a largo plazo que pasa por: emocionarte cada vez que la autora/o publica el siguiente libro, languidecer a la espera del próximo que igual tarda años en ver la luz (mis condolencias si eres seguidor de George R.R. Martin o de Patrick Rothfuss), meterte en el maravilloso a la vez que perturbador mundo del fanfiction (algunos pairings te dan ganas de meter la cabeza debajo del agua para no salir jamás) o mantener debates acalorados en Twitter sobre por qué X personaje es mejor que Y.               Personalmente, uno de los aspectos que más disfruto como fan o seguidora de una saga literaria es cuando anuncian la futura adaptación cinematográfica o en formato serie de televisión.             Las pequeñas noticias que te van dando poco a poco, asistir al proceso de selección de casting, quejarte amargamente cuando estás convencida de que va a ser una mierda como una catedral, y por supuesto, los nervios de la se