¡Hola a todos!
Como propósito de este 2023 me he autoimpuesto el compromiso con el blog, y su actualización periódica (una vez a la semana) con lo que vaya leyendo o viendo.
Así que, tras unas gratificantes vacaciones, y con un pelín de retraso, toca escribir la reseña del primer libro que he leído este año, y que ha puesto el listón muy alto para los que le sigan: se trata de Buscando al hombre del río, del autor Kristopher Triana.
Vamos con la ficha técnica y la sinopsis:
Título original: Going to see the river man.
Autor: Kristopher Triana.
Edición en español: Dimensiones Ocultas Editorial
Nº de páginas: 286
Género: Terror
SINOPSIS
Lori está obsesionada con Edmund Cox, un asesino en serie privado de libertad por el descuartizamiento de varias mujeres.
Insatisfecha con su vida y con su papel de cuidadora de su hermana mayor discapacitada, Abby, el vínculo que Lori construye con Edmund es lo único que parece darle un aliciente a su día a día.
Por eso, no duda en aceptar el extraño encargo que el criminal le propone: ir al bosque, a la antigua cabaña familiar de los Cox, para encontrar una llave, y después continuar río arriba hasta encontrar a un personaje misterioso al que debe entregar este objeto: el Hombre del Río.
Lori no solo acepta este encargo, sino que decide llevarse a su hermana con ella, en un viaje que supone una exploración de la maldad humana, pero también de los recovecos más perversos y mezquinos de la mente de ambas mujeres.
Kristopher Triana es un autor estadounidense de terror, thriller, noir o western. Recibió el premio literario Splatterpunk en 2019 por su obra Full Brutal, inédita en español, y sus obras del género de horror suelen inscribirse dentro de esta corriente literaria, conocida por abordar los aspectos más extremos y viscerales del terror.
Aparte de novelas, ha colaborado en revistas, antologías y sitios webs. Otras obras destacadas de su bibliografía son Toxic Love, Shepherd of the Black Sheep, The Ruin Season, Body Art, The Detained y Growing Dark.
Buscando al hombre del río es su primera novela traducida al español, y editada por Dimensiones Ocultas.
OPINIÓN
En la novela se tratan varios temas, aunque perfectamente puede leerse como un creepypasta sobre una figura maléfica que te concede todos tus deseos a cambio de tu alma, ya que básicamente eso es el Hombre del Río.
Al mismo tiempo la historia avanza como una novela de viajes, una búsqueda en la que los personajes principales recorren lugares relacionados con esta leyenda urbana, al tiempo que conocen a personalidades siniestras y marcadas por sus propias búsquedas, sus propias miserias, y sus propios secretos familiares.
Se ha calificado esta novela como “terror extremo”, y aunque normalmente se utiliza este término en obras de gran violencia y gore, creo que no me equivoco si afirmo que Buscando al hombre del río es una novela de terror psicológico, en el que el viaje de los personajes es sólo la excusa para un recorrido por sus mentes, sus miedos y deseos más profundos.
Respecto a este viaje más introspectivo, la novela es muy rica abordando con acierto el concepto de la culpa. Todos estamos acostumbrados a verlo o leerlo en otras obras, pero aquí tenemos el incentivo de que el personaje principal no quiere en realidad buscar su redención, no está intentado expiar sus culpas. Lo que quiere es dejar de sentirla, liberarse del último resquicio de conciencia moral que le queda.
Puede que estéis pensando que este es un tema muy manido, que el personaje principal seguramente se siente culpable porque quiere vivir libremente su vida, y cree egoístamente que su hermana discapacitada es un estorbo para ese propósito.
Y aunque justo eso puede parecer al inicio de la novela, lo cierto es que desde el principio el autor te deja claro que la brújula moral de Lori no es la que pueda tener cualquier persona más o menos normal. Crees que el vínculo que siente con Edmund (que por cierto es una parafilia llamada Hibristofilia, que viene a ser el sentirse atraído por asesinos en serie o personas peligrosas), es fruto de una curiosidad morbosa dada por el vacío de su vida y un consumo excesivo de True Crime.
Pero no, querida lectora, lo que pasa con Lori es mucho más patológico que eso, y está directamente relacionado con los esqueletos que guarda en su armario, que no se parecen en nada a los que cualquier persona más o menos funcional tiene.
Y es a medida que la verdad va desvelándose que te das cuenta de por qué Buscando al hombre del río es una novela que muchos consideran de terror extremo. No solo estremecen las vísceras y las puñaladas. También lo hace asomarte a la inmoralidad que se esconde tras un núcleo familiar aparentemente normal.
Como lectora me he ido desgastando poco a poco leyendo esta novela, preguntándome los por qué, los desencadenantes que pueden hacer que una persona haga lo innombrable. Lo más desolador y duro de este viaje es que a veces las respuestas no son grandes revelaciones traumáticas que modifican el carácter de una persona empujándola a la maldad. En ocasiones algunas mentes se quiebran solo con la envidia, la mezquindad, la frustración o la inseguridad. Qué cosas tan terribles son capaces de hacerse cuando se confunden la propia valía con la validación de los demás, y que tremebundo puede ser el sentimiento de necesitar sentirse importante para alguien.
Se me hace imprescindible retomar de nuevo el concepto de culpa como asidero moral, el remordimiento del que renegamos pero que en ocasiones tan imprescindible es para no dañar a otros, para reconducir nuestro camino y no desviarnos.
Puede parecer esto un pensamiento muy judeocristiano, pero la conciencia moral es lo que nos permite seguir avanzando, y lo más terrorífico de Buscando al hombre del río, son los extremos a los que la protagonista es capaz de llegar para liberarse de la misma.
Para terminar, mencionar algo que ya he ido dejando caer a lo largo de toda la reseña, pero que me gustaría volver a resaltar: qué buena es la figura del Hombre del río, influida durante toda la novela por un aura de leyenda urbana que acrecienta la sensación de terror (imposible no pensar en los mitos sobre las apariciones malignas en encrucijadas, con importancia del blues incluida). Asimismo, elementos como el bosque, la cabaña, los historias sobre otros personajes que aparecen y que han ido al encuentro del Hombre del río, el propio río…todo transmite una sensación lúgubre y malsana, tremendamente enfermiza.
CONCLUSIÓN
Buscando al hombre del río es para los que no estéis teniendo un mal día, para los que no os asustéis con emociones fuertes, y especialmente para los que sabéis que nada da tanto miedo como lo que podemos ser cuando nos dejamos llevar por los peores sentimientos.
PUNTUACIÓN.
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