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LIBRO VS SERIE: SHADOW AND BONE (LO QUE SÍ Y LO QUE NO ME GUSTÓ DE SHADOW AND BONE SEGUNDA PARTE)

 


            ¡Hola!

            Si en la entrada inmediatamente anterior a ésta estuve contándoos sin spoilers qué me pareció la última serie de Netfilx, Shadow and Bone, y haciendo una breve introducción al universo literario del Grishaverso, cuyos primeros libros adapta, ahora ha llegado el fangirl time, que consiste en hacer una comparativa entre libro y serie, para lo cual voy a dividir la entrada en lo que me ha gustado y lo que no me ha gustado de la adaptación (muchos spoilers de la primera temporada y del primer libro).

            Así pues, empecemos:

            LO QUE SÍ ME HA GUSTADO.

            Alina Starkov



            Siempre lo diré, ya jode que los personajes menos interesantes de la Trilogía de Alina Starkov sean la susodicha y Mal, que en teoría son los dos protagonistas. Con respecto a la Alina de los libros, tiene la autoestima por los suelos, un problema de misoginia interiorizada bastante serio, es un poco sosa y una emo del copón. En la serie, Alina es más alegre (que no es que sea la alegría de la huerta, pero oye, tampoco es ese su papel y en el fondo la queremos cual mustia es), y aunque sigue siendo un poco ingenua y naive, es bastante asertiva y capaz de tomar las riendas de su vida que la  más pasiva Alina del primer libro (esta seguridad en sí misma resulta especialmente notable en la relación que mantiene con Kirigan, ya que es ella quien toma la iniciativa, mientras que en el libro era cosa del Oscuro y Alina se dejaba llevar) . Otro gran acierto es hacer a la Alina televisiva medio shu, añadiendo una lectura muy interesante sobre el racismo que en los libros corre a cargo de otros personajes como Inej o Zoya.

            Malyen Orestev



            Lo voy a decir claramente: menudo lavado de cara te han hecho, chaval.

            Si el Mal de los libros era un chico ligón, joven e inmaduro que había dado por sentada toda su vida a Alina, y que deseaba escapar del pasado compartido de ambos para medrar en el ejército, en la serie Mal es un chaval sencillo, con recursos, impulsivo (rasgo compartido por su homónimo literario) aunque amable, y devoto de Alina y del vínculo que comparten.

            En los libros el viaje de Mal es el de una persona que se da cuenta de lo que tiene cuando lo pierde, que lo busca a pesar de sí mismo, que gestiona fatal el que su mejor amiga tenga poderes y que tiene que aprender a lidiar con el hecho de que su única familia y la persona a la que más quiere (algo de lo que apenas acaba de darse cuenta) es una criatura mítica, destinada a la inmortalidad y a un destino compartido con un señor más viejo que Petete, refinado, inteligente y poderoso.

            Por otro lado, en la serie Mal es alguien que no duda, a pesar de las dificultades del viaje y de las pérdidas, con un amor por su mejor amiga de la infancia mucho más transparente y puro que en los libros, y unos comportamientos bastante menos tóxicos y posesivos (en la saga el pobre Mal se pasa dos libros enteros de tres celosísimo del Darkling y sintiéndose amenazado por los poderes de Alina). El cambio es positivo, y este nuevo Mal nos gusta porque es un trozo de pan, listo, valiente, atrevido y nada posesivo, a lo que se añade el más que notable carisma del actor.

            La relación entre Mal y Alina.



            Debido a estos cambios en Mal y Alina, y a que ambos son personajes menos niños y más sanos en la serie, el vínculo entre ambos es mucho más sólido, fuerte y positivo. En vez de tirar por el enamoramiento que Alina tiene con Mal, o por la necesidad que tiene él de que Alina se más suya que del Oscuro, el equipo de la serie ha optado por darnos flashbacks de su pasado compartido en el orfanato, de su amistad a lo largo de los años, y del concepto de que más que amigos o amantes, más que dos adolescentes con picores, Mal y Alina son familia, hogar, compañeros de vida. Gran acierto el de la serie.

            Ben Barnes como el General Kirigan



            Tanto en los libros (donde era conocido desde el principio como el Oscuro o el Darkling en inglés), como en la serie de televisión, el líder de los Grisha y némesis de Alina es el perfecto ejemplo de un fenómeno ampliamente conocido: el del malo pero guapo.

            Esto que parece bastante básico y superficial constituye el trasfondo exacto del personaje de Alexander (después de aguantar sus villanidades y sus planes maquiavélicos a lo largo de toda la serie me permitiréis las confianzas), y su papel dentro del Grishaverso y especialmente en la historia de Alina: el Oscuro es la tentación, el poder que ansías pero que podría corromperte, el dejase llevar, y todos los y síes que rondan la cabeza de Alina y esa parte de ella que siente que por fin tiene un propósito, que es alguien importante y destinado a la grandeza.

             Por eso el Oscuro es un personaje carismático, atrayente, sexy, con una clara connotación de seducción, ya que, ¿qué gracia tendría contar la historia de una chica que se enfrenta a la posibilidad de un poder que podría arrasar con la humanidad, si ese poder no es al mismo tiempo aterrador y atractivo, repulsivo y tentador? 

            Así que desde la primera vez que Alina entra en la tienda del General Kirigan, entiendes que Ben Barnes comprende a la perfección el concepto de “malo pero guapo”. Por cómo habla, por cómo se mueve y por cómo la mira. Luego por los pedacitos que le da de sí mismo, por las medias verdades y por el interés que parece genuino.

            Llega un punto en el que comprendes perfectamente el tipo de manipulación al que Kirigan está sometiendo a Alina, pero la actuación de Ben Barnes cuando su personaje intima con el de la chica, es tan confusa, envía tantas señales contradictorias (el hombre solitario que anhela compañía y que se preocupa por su gente sea cual sea el coste que tenga que pagar o el monstruo que creó a los Volcra y que sólo quiere más) que te hace preguntarte… ¿y sí?

            Los flashbacks del pasado Alexander.



            Aportan una capa más al personaje, y funcionan como una historia de origen, ¿cuáles han sido sus vivencias para que se haya convertido en lo que es hoy? Igual me ha sobrado un poco la historia de amor que le meten con esa sanadora a la que se han sacado de la manga…pero bueno, compramos gato como animal de compañía.

            La subtrama de Mal.



            La trilogía de Alina está narrada por ella misma en primera persona, así que ha sido todo un acierto ser testigos en la serie de las peripecias de Mal por encontrarla, ya que le han dado una nueva dimensión a su personaje, que como el público ya habrá adivinado, es mucho más de lo que parece (venga ya que esto no es Spoiler, que el chaval prácticamente no paraba de tropezarse con una criatura mitológica a la que un señor eterno, poderoso e inmortal llevaba años buscando sin suerte alguna).

            La importancia de Zoya Nazyalensky (que sí, que ya sé que en esta primera temporada no es mucha, pero si pensáis que voy a pasar por aquí sin mencionar al mejor personaje del Grishaverso…mal váis).



            La que en apariencia sólo parece estar ahí para ser la rival de Alina en los afectos de Kirigan y su bully particular en el Pequeño Palacio, acabará convirtiéndose en uno de los personajes más importantes del Grishaverso (perfectamente podría estar en el top 3 de los personajes más relevantes de la saga, así de claro).

            Por tanto, aunque el espectador no habrá dado importancia al hecho de que Zoya esté en esa última escena compartida entre Alina, Mal y los Cuervos, los lectores sabemos perfectamente que en la serie han decidido dar espacio al viaje de Zoya, lo que sin duda alguna da a entender que en el show será un personaje tan trascendente como en la saga (que no por nada Leigh Bardugo está enamorada de ella… ¿qué no? ¿pero vosotros habéis visto como la escribe? Claro caso de flechazo de una escritora por uno de sus personajes).

            Además, una pequeña escena sin relevancia alguna para los espectadores ajenos a los libros, nos deja en claro a los que sí los hemos leído que una parte muy importante de la identidad del personaje será abordada en futuras temporadas (dicha teoría se confirma por las escenas que comparte con Inej y que son muy significativas en este sentido).

            La conversación entre Mal y el Oscuro.


            En total ambos tienen tres conversaciones a solas a lo largo de toda la serie (que por supuesto no aparecen en el libro porque está narrado en primera persona por Alina), y aunque la primera vez que se encuentran en el despacho de Kirigan me parece muy interesante como la serie refleja el contraste entre ellos (la franqueza y la sencillez de Mal vs la astucia y la experiencia de Kirigan), me refiero más bien al tenso encuentro que los dos mantienen en el penúltimo episodio, en el que Kirigan hace lo que mejor sabe: malmeter e intentar separarlo de Alina, aprovechando la ventaja que le dan los años y azuzando uno de los mayores temores de Mal: el no estar a la altura de Alina, el no ser capaz de llevarle el ritmo ahora que ella es una criatura de leyenda.

            Como bien dice Kirigan: tengo algo que tú no tienes, paciencia. Puede ser mañana o dentro de cincuenta años, ella comprenderá que sólo tiene igual, y ese soy yo. No voy a matarte, Mal. El tiempo lo hará por mí.

            Esa frase es pura esencia del Oscuro del libro (a ver cuando sale la Leigh Bardugo a decir que esta escena la escribió ella…porque está clarinete).

            El collar del Ciervo de Morozova



            Mientras que en los libros el collar del ciervo de Morozova destaca únicamente por su gran tamaño, en la serie el momento en el que el Oscuro se lo pone a Alina con intermediación de David es mucho más impactante, y aparece como un injerto que se introduce de manera violenta en la piel de su cuello.

            Aunque muchos fans han criticado esta elección por ser “poco estética”, lo cierto es que yo no puedo dejar de ver la simbología de todo el asunto respecto a la relación entre Alina y el Oscuro.

            La dinámica de coqueteo, atracción y sutil manipulación de la primera parte de la serie, cuando las intenciones de Kirigan están menos claras y aún puede pensarse que ve en Alina a una posible aliada y compañera, queda zanjada en el momento en el que el espectador comprende que Kirigan está dispuesto a cualquier cosa para conseguir lo que quiere, y si para ello tiene que mantener cautiva a Alina bajo su yugo, es lo que hará, dando paso a una dinámica de poder en la que Kirigan fuerza y coacciona a Alina para que ésta le dé algo que ella no quiere compartir, siendo la escena del collar muy incómoda (y con clara connotación de abuso sexual, ya que en último término vemos a un hombre poderoso y mucho mayor que la chica, introduciendo a la fuerza algo en su cuerpo para obtener lo que ella no quiere dar voluntariamente).

            La subtrama política de Ravka Occidental

            La reivindicación independentista de la parte de Ravka que está tras la Sombra, es una trama que tendrá su peso e importancia en la duología de El Rey Marcado, así que el hecho de que nos den pequeñas pinceladas al respecto manifiesta una clara intención del equipo por abordar las tramas de todo el Grishaverso en su conjunto.

            La dinámica entre Kaz e Inej.



            Que los mejores personajes que Leigh Bardugo ha escrito son los protagonistas de Seis de Cuervos, es consenso entre todo el fandom del Grishaverso, lo que sin duda explica el motivo por el que nos han sido introducidos en la primera temporada, a pesar de que su historia es cronológicamente posterior a la de Alina en los libros. 

            Pero desde que se anunció el cast había un personaje que estábamos deseando ver en la pequeña pantalla, y ese es Kaz Brekker. Aunque como diré más adelante tengo mis reparos con la forma en que Kaz nos ha sido introducido en la serie, si hay algo realmente bien adaptado es la relación tan complicada, rica y compleja que mantienen este criminal y la chica que hace las veces de su espía, Inej Ghafa.

            Sin ánimo de hacer spoilers o meterme de lleno en la misma, la no relación entre Inej y Kaz es uno de los pilares fundamentales de Seis de Cuervos, y en la serie lo han comprendido perfectamente.

            Inej es el pepito grillo de Kaz Brekker, su brújula moral y una de las pocas relaciones genuinas que conserva en su vida (la otra es Jesper, aunque esta no está tan bien conseguida en la serie, y ahora iré sobre ello), y lo más curioso es que lo que más admira Kaz en Inej es algo que a priori desprecia en todo lo demás: la bondad.

            Por otro lado, Kaz Brekker es la persona que le ha dado un propósito a Inej cuando ella no tenía nada más que miseria y sufrimiento, es el hombre que la ha sacado de un destino brutal en un burdel de mala muerte, y que en un mundo lleno de vicio y violentas lisonjas le ha prometido que nunca le mentiría aun cuando eso la hiciera infeliz.

            Míticas son sus conversaciones sobre la fe y la naturaleza del ser humano, y parece que en la serie van a respetar el espíritu de esta curiosa e inverosímil dinámica, que va mucho más allá de lo meramente romántico, sobre todo si tenemos en cuenta que Kaz no soporta que nadie le toque (literalmente, a ver para qué creéis que lleva esos guantes 24/7), y que Inej vincula la intimidad física con la humillación y el abuso tras años padeciendo explotación sexual.

            Jesper Fahey.

    



            El actor que interpreta a Jesper es el típico robaescenas al que no puedes dejar de observar cada vez que aparece en pantalla. Aunque a priori funciona como alivio cómico, la serie ya nos va dejando miguitas de sus múltiples problemas, que adquirirían bastante importancia en el último libro de la duología de Seis de Cuervos, Reino de ladrones.

            El actor tiene química con todos los miembros del reparto (incluso con una cabra) y ha captado a la perfección la apostura chulesca e ingeniosa que funciona como carta de presentación de un personaje que, como suele ser común en Seis de Cuervos, es mucho más de lo que parece.

            A partir de ahora la serie (y el actor que lo interpreta, Kit Young) tiene el reto de ser capaz de ahondar en sus vulnerabilidades, para culminar el arco de uno de los personajes más queridos por el fandom.

            La presentación de Nina y Matthias.


            Aunque como ya he mencionado anteriormente, la trama que esta primera temporada nos introduce sobre los cuervos es inventada y no aparece en los libros, todo lo relativo a la forma en que Nina y Matthias se conocen es exactamente (o muy parecido) a los flashbacks que sobre ellos aparecen en Seis de Cuervos.

            Probablemente el espectador no familiarizado con el material literario, piense que la trama de estos dos supone un cambio abrupto que nos saca del tono de las otras dos historias (la de Alina por un lado, y la de Kaz por el otro), pero los fans de los libros no podremos dejar de sonreír como unos estúpidos ante la dinámica de estos dos, aliados a pesar de sí mismos, y con un montón de prejuicios que superar.

            Los actores tienen mucha química y parecen comprender a la perfección los tonos de sus personajes, el contraste entre la seriedad de Matthias y el descaro de Nina, que proporcionan algunas de las escenas más cómicas de toda la saga.

            Por supuesto, y como deja bien clara esa última escena en el barco (cuando Nina se encuentra con Kaz y compañía), la Grisha y el Druskelle pasará a ser parte importante de la banda de bandidos de Brekker en futuras temporadas, y en concreto el personaje de la chica será uno de los más importantes de todo el Grishaverso.

            Arken y Milo

            La presencia del personaje del Maquinista y la de la simpática cabra con la que se encariña Jesper son invención de la serie, y un añadido que encaja perfectamente con el espíritu de los cuervos: un grupo de personajes a los que la sociedad ha despreciado por sus características personales o por sus actividades condenadas por la sociedad.

            Arken parece una invención de la mismísima Leigh Bardugo, y la cabra es un añadido que aporta el toque de comicidad que también está presente en los libros durante las largas conversaciones entre los seis cuervos, o en las dinámicas entre algunos de ellos, a quienes estoy deseando ver interactuar en futuras temporadas (como Nina e Inej o la dupla formada por Jesper y el aún desconocido para el espectador Wylan).

            El trauma de Kaz

            Absolutamente desapercibido habrá pasado para el espectador menos avezado los sutiles encogimientos que padece el personaje de Kaz cada vez que alguien se acerca a él sorpresivamente, o le toca sin su consentimiento, así como la renuencia a quitarse los guantes cuando hay gente a su alrededor sea cual sea la situación en la que se encuentre.

            Los fans del libro no podemos dejar de agradecer que el equipo de la serie haya dado la importancia que merece al intenso trauma que padece Kaz Brekker y del que me abstendré de comentar, ya que está directamente relacionado con una de las motivaciones principales del personaje.

            La fe de Inej

            Inej es el perfecto ejemplo de personaje íntegro obligado a hacer cosas malas por una cuestión de pura superviviencia. Víctima de trata sexual, y explotada en un burdel durante buena parte de su adolescencia, Kaz le ofreció la posibilidad de escapar de su situación ofreciéndole un puesto de trabajo como espía en su banda criminal.

            A pesar de los trabajos ilícitos que tiene que hacer para los Cuervos, Inej mantiene una compleja relación con su fe y con los Santos en los que tanto ella como su familia creen. Esta conciencia religiosa y especialmente moral, otorga una dimensión compleja al personaje, quien en los libros a menudo habla de la penitencia o los rezos que debe hacer a sus Santos cada vez que se ve obligada a hacer algo que considera inmoral por su trabajo.

            La caterva de proverbios Suli en los que cree a pies juntillas, su compasión y su desprecio por la crueldad son algunas de las características que conforman las contradicciones del personaje, y que como digo, están fuertemente relacionadas con sus creencias religiosas.

            Aunque en Seis de Cuervos, Inej ya ha matado para la banda de Kaz, reconoce los remordimientos que estos crímenes le suponen e incluso durante uno de los capítulos narrados desde el punto de vista de Kaz Brekker, llegamos a saber que el chico la escuchó llorar en su habitación la primera vez que mató a un hombre.

            Por eso creo que es otro acierto de la serie enseñarnos a una Inej que aún no ha matado a nadie y que se niega a dar este paso, así como las circunstancias que finalmente la obligan a hacerlo a pesar de la culpa que siente después.  Creo que encaja perfectamente con la esencia del personaje, que en general está muy bien representado.

            Además, su reacción ante la presencia de Alina (en los libros la espía nombra uno de sus cuchillos como Sankta Alina) y el conflicto de intereses que tiene ante el encargo de secuestrarla, así como su decisión final de ser fiel a su fe y sus creencias, es otro aspecto cuidado por parte del equipo de la serie y que refleja a la perfección el respeto al material original de Bardugo.

            La aparición de Pekka Rollins.

            La razón de ser de Kaz Brekker, el motor que impulsa todas las decisiones que toma en Seis de Cuervos, es precisamente el odio que siente por Pekka Rollins, y la serie ya deja caer que entre ellos existe un pasado común, aunque no entra en detalles sobre el mismo.

            Debido a la relevancia futura de esta némesis de Kaz Brekker, considero que la serie toma una buena decisión al presentarnos a Pekka en esta primera temporada, ya que es uno de los villanos más destacados de Seis de Cuervos.

            LO QUE NO ME HA GUSTADO.

            Lamentablemente no todo es positivo en esta primera temporada de Shadow and Bone, y hay ciertos detalles o personajes a los que han sacrificado parte de su esencia para que resulten más tragables a la audiencia o por razones de apresuramiento de la trama:
            ¿Qué pasa con la evolución de Mal?

            Efectivamente, el Mal de la serie nos ha gustado mucho y se ha metido a la audiencia en el bolsillo, pero por el empeño de eliminar todo lo problemático que tenía el personaje en las novelas (era muy hijo de su tiempo, de esa época de la literatura juvenil en que los intereses amorosos de las protas tenían conductas un tanto machirulas), se han cargado sus imperfecciones, sus defectos y sus inseguridades: vaya, que en definitiva el personaje de la serie resulta más plano que el de los libros.

            Uno de los aspectos más positivos del Mal de las novelas es que es un personaje inmaduro, al que toda la situación le viene grande, muy leal a Alina, pero al mismo tiempo muy terco y con unas inseguridades que se lo comen lentamente, y que le alejan de ser el compañero de viaje perfecto que vemos en la primera temporada.

            Sus inquietudes están relacionadas con la sensación de marginación que siente en la nueva vida de Alina, ya que a medida que la chica va encontrando aliados, Mal comienza a percatarse de que él es el menos excepcional de todos ellos. No tiene poderes, no tiene riquezas, no es especialmente brillante y por lo único que ha destacado en su vida es por su valentía y por su carácter fácil que le permitía meterse a la gente en el bolsillo. De repente, la persona a la que siempre daba por sentada resulta ser prácticamente una santa viviente, y Mal se siente frustrado ya que piensa que no está a la altura del épico camino que Alina está llamada a recorrer.

            Lejos de convertirle en un peor personaje, estas dudas e inquietudes dotan al personaje de Mal de una personalidad muy humana, y de una evolución progresiva en la trilogía, culminando su arco de personaje en un tercer libro donde aprende a gestionar todos sus demonios.

            En cambio, el Mal de la serie, si bien gana al despojarse de los rasgos de una masculinidad tóxica, pierde en complejidad al resultar demasiado complaciente con Alina, su lealtad parece más bien devoción y en ningún momento le vemos flaquear en serio, como sí observamos en la saga.

            Aún recuerdo que la primera vez que se reencuentran en el libro, tienen una discusión motivada por la desconfianza que Mal siente ante la nueva Alina, una en la que él ya no puede reconocer a la persona con la que creció. Aunque los lectores solemos quejarnos de que Mal no siempre es un apoyo incondicional para Alina, realmente estos celos y envidias dotaban al personaje de una mayor tridimensionalidad que se ha visto sacrificada en la serie.

            El viaje de Mal pasaba por aprender a conciliar la imagen de la Alina de su niñez, con la del mito en que se ha convertido, así como el encontrar un papel que de sentido a su vida en medio de una trama poblada de príncipes, magos poderosos y criaturas sobrenaturales donde él es sólo un humilde soldado. Así pues, esperemos que en la segunda temporada, Mal comience a dudar para que el personaje resulte más rico y pueda apreciarse un conflicto en su arco.

            La historia de Genya.



            Genya es probablemente el personaje más trágico de todo el Grishaverso, y mira que a Leigh Bardugo le gusta putear a su elenco, pero con la confeccionadora se lució en materia de crueldades.

            Si bien es un personaje secundario, ya en el primer libro observamos que su vida en el Pequeño Palacio no ha sido sencilla: a pesar de (en apariencia) contar con el favor del Oscuro y de los Tsares, la vida de Genya está plagada de soledad y humillación.

            El resto de Grisha la considera una mascota de los monarcas y se han dedicado a hacerle el vacío mientras rumorean sobre su relación con  el rey, que en realidad es una situación de abuso de poder, con una Genya teniendo que soportar el acoso sexual de un hombre poderoso y que le saca muchos años, todo ello con la connivencia del Oscuro, que es lo más parecido que tiene a una figura paterna.

            A pesar de este trasfondo fuertemente dramático, y de todos los acontecimientos por los que tiene que pasar a lo largo del Grishaverse (de verdad lo que pasa con ella en Asedio y Tormenta aún me resulta estremecedor), Genya se caracteriza por su carácter vivaracho y alegre, máscara que poco a poco va dando paso a una realidad mucho más dura, que el lector va aprendiendo con el paso de los libros.

            Pues bien, la serie ha fallado a la hora de retratar la vida de Genya en el Pequeño Palacio (no se menciona el aislamiento al que la someten el resto de Grisha, y que no sólo será trascendente para ella, sino para la conciencia de otros personajes a lo largo de la saga), la compleja dinámica que mantiene con el Oscuro (quien le ofreció una falsa protección de niña, cuando en realidad sus intenciones eran la de criar a una soldado-espía que sirviese a sus intereses entre los Tsares), o el abuso sexual del que ha sido víctima desde una temprana edad a manos del rey, por el que además sufre las vejaciones y humillaciones de la reina, y la burla del resto de sus compañeros Grisha.

            Pero Shadow and Bone también ha fracasado con el carácter de Genya, ya que en los libros esta dura realidad contrasta con el carácter alegre y jovial de la chica, quien es el contrapunto jovial frente a la seriedad de Alina. En la serie, en cambio, resulta mucho más seria y distante, lo que no se corresponde para nada con su carácter en los libros.

            David Kostyk



            Y sí, si el personaje de Genya no está muy fielmente retratado, mucho menos lo está el de David, el Hacedor que le pone el Collar del Ciervo Morozova a Alina a instancias del Oscuro.

            David también es otro personaje muy secundario del Grishaverse, que no obstante tiene su importancia y su papel a lo largo de la saga. En los libros, aunque Leigh Bardugo nunca lo ha llegado a confirmar, presenta un carácter que nos hace pensar que encaja dentro del espectro autista: es introvertido, tiene una percepción diferente de las interacciones sociales, no comprende las bromas, es en exceso literal, y en general las personas no le despiertan apenas curiosidad.

            Pues bien, en la serie han transformado esta personalidad de David, para dar a un personaje que es excéntrico, torpe hasta la infantilización y que parece destinado a ser el alivio cómico. Si incluso se pone coqueto con Genya….perdonad pero en Shadow and Bone hemos sido privados de David Kostyk.

            Lo del nombre del Oscuro.

            No sé en que diantres estaban pensando para cargarse una de las mejores escenas del tercer libro.

            Resulta que en la serie, el Oscuro (o el General Kirigan), le revela su nombre a Alina como si fuese lo más natural del mundo, como quien ofrece un caramelo para la tos y sin apenas haber estrechado vínculos, el General Kirigan le dice apenas en el cuarto capítulo: bueno sí, puedes llamarme Alexander.

            Ejem, no.

            Dije que no iba a hacer spoilers de los libros y no lo haré, pero todo aquel que haya leído la trilogía, sabe perfectamente que el momento en el que el Oscuro le revela su nombre a Alina es bastante más transcendente, ya que supone uno de los pocos momentos en que dejamos de verle como a un ser inmortal, peligroso y apenas humano, para empezar a pensar en él como el recipiente de lo que antes fue un ser humano, apenas un chico al que se lo comió el poder.

            Además, el contexto en el que le revela este dato a Alina sirve para hacer aún más rica la dinámica entre ambos y la lucha de Alina entre conservar su humanidad o dejarse arrastrar por el poder, con la comprensión que siente finalmente por el Oscuro al haber sido la única persona aparte de ella que ha tenido que hacer frente a una decisión parecida.

            Realmente, no entendemos esta decisión de Netflix.

            La pelea final con el Oscuro.

            Otra cosa que no entendemos son las libertades creativas que el equipo ha tomado en la pelea final en el Nocéano, ya que mientras que en el libro es un choque de voluntades entre Alina y el Oscuro, y la primera victoria de la chica, marcando el comienzo de la Guerra Civil Ravkana y la tónica de la relación entre ambos: las dos caras de la misma moneda, el ying-yang, la lucha entre la luz y la oscuridad; en la serie, es una especie de pelea entre todos (con intervención de los cuervos), siendo Mal el que da el golpe de gracia final al Oscuro.

            No era el momento de Mal, y esa era la pelea de Alina, que parece un elemento decorativo, y no la única persona capaz de hacerle frente al Oscuro, forjándose su leyenda como Santa y siendo la pieza central de una revolución que moverá a muchos Grisha a la rebelión.

            En la serie queda como una lucha de testosterona, y sinceramente, no mola nada, dos señores que se pelean por una chica, dejándola a ella (la supuesta heroína) completamente al margen.

            No mola.

            Los remordimientos de Alina.

            Nos parece bien que Alina sea un poco menos mustia y emo en la serie, de verdad, de hecho, es una de las virtudes de esta primera temporada.

            Pero, al mismo tiempo, Alina es un personaje que llega con un desgaste importante al final de la trilogía. Su camino la cambia irremediablemente, el peso que recae sobre sus hombros es elevado y a menudo la sume en la desesperanza y el pesimismo, jugando un papel importante a este respecto los remordimientos que tiene cuando durante la batalla final en el Nocéano, decide escapar con Mal para salvarlo a él, dejando morir en el proceso a todas las personas que se encontraban en el barco.

            En la serie las cosas no suceden exactamente así, perdiéndose así una parte muy importante del desarrollo y el arco del personaje principal de cara a la segunda temporada.

            Pero es, que, además, algo totalmente impropio del personaje de Alina, es que apenas le dedica pensamiento alguno a todos los cartógrafos que la palman en el primer episodio, debido a los tejemanejes que ella misma urdió para conseguir acompañar a Mal en su viaje al Nocéano, lo que la convierte en indirectamente responsable del triste destino de sus compañeros al comienzo de la historia.

            ¿La has visto triste o culpable debido a ello en la serie? Pues eso.

            La relación entre Zoya y el Oscuro.

            Es evidente que durante su tiempo como pupila del Oscuro, y antes de la llegada de Alina al Pequeño Palacio, Zoya era el ojito derecho del General Kirigan.

            En los libros, esta posición y cercanía al que luego sería un asesino en masa causante del asesinato de su familia, espolea el sentimiento de culpa de Zoya, que será uno de los aspectos más relevantes del conflicto del personaje a lo largo de todo el Grishaverso.

            Leigh Bardugo jamás llega a indagar sobre la verdadera naturaleza de esta relación, es evidente que es una manipulación más del Oscuro, y aunque intuimos que la joven Zoya estaba deslumbrada por él, reducir su dinámica casi sectaria y sustentada en una profunda adoración y sentimiento de pertenencia, a una relación sexual o enamoramiento supone restarle complejidad al asunto, en mi opinión.

            A Kaz Brekker le falta mala leche.

            Kaz es serio, sí, en Seis de Cuervos nunca sonríe y su cinismo es una de sus características principales, pero eso no significa que no sea un personaje mordaz, cruel, con un sentido del humor muy negro, pero sobre todo, con una mala leche impresionante y muy pocos escrúpulos.

            Desde sacarle un ojo a un tipo hasta amenazar a una niña con cortarle el cuello a sus perros y matar a toda su familia, la mejor palabra que define a Kaz Brekker es implacable.

            Una de las mayores virtudes del personaje (no porque sea algo bueno, claro, sino porque es lo que le hace interesante y complejo), es esa dicotomía entre lo que querría el chico al que no le ha destrozado la vida el Barril, y lo que el personaje que se ha creado para sobrevivir necesita para salir adelante en un mundo donde bajar la guardia significa no ya la muerte, sino la pérdida total de control sobre tu propia existencia.

            Legendarias son sus frases lapidarias y pesimistas, sus disfraces, sus planes alocados que funcionan por pura fuerza de voluntad e inteligencia, pero también esa sinceridad cruda y honesta que es más bien crueldad, y que no duda en mostrar como la carta de presentación en su relación con los demás.

            En cambio, en la serie nos muestran sus cartas muy pronto. Desde esa escena en que da como aval el Club Cuervo para conseguir la libertad de Inej, sabemos que Kaz en el fondo tiene sentimientos, lo que se confirma en las conversaciones finales que tiene con la chica.

            El problema con suavizar a Kaz es que se pierden todas las contradicciones que hacen de él el mejor personaje que ha escrito Leigh Bardugo, ya que uno de los aspectos más interesantes de las novelas es asistir a ese juego de máscaras en el que él mismo se engaña por pura cabezonería, incapaz de reconocer ante sí ninguna debilidad, temeroso de cualquier cosa que le pueda dejar en una posición vulnerable.

            Kaz Brekker tiene un mente brillante, pero no es sólo eso lo que le define, y considero que el de la serie es la versión descafeinada del brutal y cínico criminal del Barril.

            La relación entre Kaz y Jesper es mucho más compleja en los libros.

            Vale, esto puede deberse al hecho de que en la serie vemos una precuela, pero en todos aquellos que se hayan leído la duología, saben que la relación entre Jesper y Kaz es un quiero y no puedo constante.

            Mientras Jesper idolatra a Kaz y tiene tremenda fijación con él (hasta el punto de que es casi seguro para mi que al principio de Seis de Cuervos está enamorado de él), Kaz no para de luchar contra la tentación de forjar un vínculo con Jesper, una persona a la que quiere muy a pesar de sí mismo.

            Sus interacciones son frustrantes porque constantemente vemos la barrera que Kaz alza entre ambos, y que esconde una serie de complejidades que es mejor no revelar, porque posiblemente chafaríamos una de las escenas más emocionales y catárticas de Reino de Ladrones.

            ¿Dónde está Jarl Brum?

            El comandante Fjerdano de los Druskelle, es uno de los personajes más odiados, al tiempo que uno de los villanos más importantes del Grishaverso, especialmente relevante para comprender la historia de Matthias y el porqué una persona de buen corazón y profunda decencia acaba con el cerebro lavado y llenos de prejuicios.

            No obstante, si hay un persona del que este desgraciado resulta ser el némesis, es el de Nina Zenik, cuyo viaje a lo largo de todo el Grishaverse parece estar profundamente entremezclado con Fjerda y con la amenaza que para los Grisha supone Jarl Brum.

            Esta dinámica entre Nina y Brum comienza en Seis de Cuervos, cuando el comandante hace su aparición en el barco donde la chica y Matthias se conocen, cuando los Druskelle la han cazado y la llevan rumbo a Fjerda para ejecutarla.

            En la serie, en cambio, a Jarl Brum le conocemos sólo de oídas, cuando lo cierto es que su presencia en ese barco resultaría determinante para el final de Seis de Cuervos.

            Veremos a ver cómo lo solucionan.

            La relación entre Nina y Matthias aparece muy apresurada.

            Mientras que en los libros su conexión parece mucho más genuina, en la serie se siente un tanto repentina a pesar de la química existente entre ambos actores.

            Per Haskell no existe.

            Mientras que en la serie, Kaz Brekker es el jefe de los Cuervos, en los libros apenas es un teniente de banda, trabajando bajo las órdenes de Per Haskell, por lo que el lector asiste a sus esfuerzos e intentonas por destronar a Per Haskell de los despojos, lo que ofrece una de las mejores escenas de todo Reino de Ladrones (sinceramente es impresionante).

            Inej tiene un hermano.

            En los libros el supuesto hermano de Inej en la serie no existe, y no terminamos de entender muy bien este añadido, la verdad.

            ¿Podría ser el motivo por el que la chica decide volver a Ketterdam?  ¿Tendrá alguna utilidad para tramas futuras? No se yo, esto no me convence demasiado….

            Finalmente esto sería todo, como veis, y si soy totalmente sincera, las cosas que no me han gustado de la serie se deben esencialmente a mi apego por los libros (si Leigh Bardugo lo hace casi todo bien, ¿qué culpa tengo yo, una simple mortal?), lo que sin duda da buena cuenta del buen trabajo que han hecho desde Netflix para dar vida a esta historia.

            Pues nada, cuidados mucho, y animaos con el Grishaverso J.

Comentarios

  1. Me encanta ,como describes a los personajes !
    Vives la trama de cada uno de ellos

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    Respuestas
    1. Gracias!!!! Realmente Leigh Bardugo lo pone muy fácil para que te encariñes con ellos

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